dimarts, 20 de novembre del 2018

Sabor a Málaga: la provincia malagueña está para bebérsela y comérsela

Acabo de poner una nueva diana en el mapa de Andalucía: más allá de los territorios que he empezado a conocer, como Jerez, Sanlúcar o Montilla, existe otro que sin duda tiene mucho por ofrecer pero que todavía no conocía: Málaga y su provincia.



Bajo la marca Sabor a Málaga se reúnen toda una serie de productos gastronómicos de alta calidad procedentes de dicha región andaluza. Ayer subieron hasta Barcelona y, sin duda alguna, valía mucho la pena recibirlos con los brazos bien abiertos. Vinieron cargados de territorio en forma de diferentes tipos de vino, vermut, cerveza, así como como diferentes variedades de aceites, la aceituna Aloreña de Málaga, frutas, queso, embutido, miel, pasas, chivo lechal...


En buena medida, todo ello lo supo conjugar el chef Sergio Garrido, ofreciéndonos unos platos que cada uno de ellos se maridaron con uno de los vinos presentes en la jornada y que nos fueron presentados por cada uno de los representantes de las bodegas que allí también se dieron cita.

Sergio Garrido, el chef

Primero, tuvimos unos aperitivos de bienvenida con esferas de aceituna aloreña y con queso D.O. Málaga y miel de caña de Frigilana. Para beber, un extraordinario Tartratos, brut nature de Bodega Dimobel, 100% Moscatel de Alejandría, con 30 meses de envejecimiento. También pudimos probar su Vermut Ventura 27, a partir de un cupaje de Moscatel de Alejandría y Pedro Ximén, con 12 meses de envejecimiento en madera muy añeja de roble americano. Excelente!




Como aperitivo en plato, empezamos con un curioso tartar de salchichón de Málaga Picasines, helado de aguacate, aire de Cortijo de la Fuente PX, Palomitas de aceite de oliva Virgen Laguna de Fuente Piedra. Llamó la atención ese salchichón de tan sólo 14 días de maduración, que lo hace muy fresco y, realmente, muy semejante a un tartar más tradicional.


Lo maridamos excelentemente con el vino que para mi fue el que más me gustó y sorprendió: Don Pepe, de Cortijo de la Fuente, un Pedro Ximén de crianza biológica bajo velo flor y envejecido por soleras y criaderas. Menuda gama de aromas y menudo paso por boca, qué gran vino de aperitivo y, como alguno de los compañeros sugería, como postres con un marrón glacé... habrá que probarlo.




Seguimos con una entrada fría: Ajoblanco malagueño con atún marinado con caviar de aceite de oliva y naranja. Lo maridamos con Ariyanas Seco sobre lías finas 2016, de Bodegas Bentomiz. Me pareció una combinación muy acertada, con toda esa fragancia del vino que vuelve a ser un monovarietal de Moscatel de Alejandría. Tiene potencial de guarda. Nace a 7km del mar, y esa brisa salina se instala sobre la pizarra entre la cual crecen los viñedos viejos de unos 80 a 100 años. Genial para maridar tanto ese untuoso y cremoso ajoblanco como para la comida oriental, especiada, picante...




Como entrante caliente, un Gazpachuelo de merluza con gamba, cigala y peregrina malagueña. Yo creía que gazpachuelo era sinónimo de gazpacho pero estaba equivocado: se trata de una sopa igualmente fría pero con base de pescado y ligado con huevo y aceite. Delicadísimo, exquisito!


Y para acompañar, una propuesta muy atrevida pero resultona: Tinto Rondarte 2017 de Bodegas Excelencia. Es un monovarietal Tempranillo muy fresco y ligero, por lo que pudo encajar bien con el gazpachuelo. Es un roble, con 4 meses de madera para redondear, y de unos viñedos de altura,a  unos 900 metros, sometidos a estrés hídrico.





Llegamos al plato principal: Chivo lechal malagueño asado al carbón sobre migas de Mollina con croquetas de embutidos de chivo. Un plato realmente sabroso y contundente, con la carne muy bien cocinada, tierna y gustosa.



Se acompañó por el Tinto crianza 2016 de Cortijo La Fuente, cupaje de Syrah y Cabernet Sauvignon con 12 meses de barrica. Más potente, con cuerpo, especiado, amable.




Finalmente, los postres: Cortadillo de semifrío de Torta de Algarrobo, con espuma de mango de la Axarquía, granizado de melón y albahaca con migas de chocolate y mantecados. 



Fue excelente la propuesta de maridaje: el Piamater 2016 naturalmente dulce de Bodega Dimobe. 100% Moscatel D.O. Málaga, frequísimo, gracias a unas uvas que se dejan prácticamente pasificar en paseros al sol. Un vino de aromas florales y melosos que también sería un buen aliado para aperitivo, quizás con algún queso, foie...




En fin, una comida maridada, todo a base de productos malagueños, que sin duda sitúan al territorio como un destino enogastronómico a tener muy en cuenta.

Ahora que ellos ya han subido a exhibirse a Barcelona, lo siguiente será bajar a Málaga para degustar in situ estos y otros productos y elaboraciones de la gastronomía y cocina malagueñas. 

Salut!

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