La primera visita que realizamos en nuestra primera #escapadariberaduero es precisamente a una bodega que no pertenenece a la D.O. Ribera del Duero sino que está en la frontera norte de ésta. Pertenece a la provincia de Burgos y se sitúa en la D.O. Vino de la Tierra de Castilla y León.
Subimos a Coruña del Conde desde La Vid. Ganamos altura, el terreno se vuelve más ondulado, con más relieves, pasamos por pueblos de interés como Peñaranda de Duero. Nos encontramos cada vez con más rincones salpicados de viña. No en vano, es una zona de gran tradición vitivinícola y, de hecho, vamos a ir viendo sobre todo viñedo centenario.
Hemos quedado con Alberto Palacios, propietario y trabajador de la bodega. Y hacemos con él, junto con uno de los bodegueres, un recorrido por la historia de la bodega, cuya primera cosecha llega en 2006. Estamos en una bodega situada a unos 1.000 metros de altura, que trabaja en ecológico y se compromete además en la recuperación de variedades autóctonas como la Albillo Real, que es la referencia que tuve la suerte de probar en Barcelona hace un par de años y que me sirvió, de hecho, para tener un primer contacto con Ermita del Conde. Esta primera toma de contacto fue a raíz de haber acudido a la presentación del libro Los 100 mejores vinos por menos de 10 euros, de Alicia Estrada, que presentó Ruth Troyano, y que contó con un vino (el Albillo) y un representante de Ermita del Conde. Y me gustó a base de bien...
Ermita del Conde trabaja con viñedo propio aunque también compra alguna uva centenaria. Las variedades principales son la Tempranillo y Merlot para los tintos, y la Albillo Real para los blancos.
La búsqueda de la calidad se impone desde el mismo trabajo sobre la viña. Continúa con la selección a la hora de la vendimia, manual, tanto de la uva como del racimo, que se diposita en cajas de 20kg hasta reunir unos 120.000kg. Después de refrigerar, se prensa hasta obtener lo más preciado, el primer mosto, o mosto flor. El resto, venta a granel.
El recorrido del mosto y el vino por la bodega es mediante gravedad. Después de una primera prefermentación en frío, la fermentación se lleva a cabo mediante levaduras autóctonas y la vinificación de variedades y pagos, por separado en inox y también algunas pruebas en hormigón. Los battonages seran continuos.
Posteriormente, el vino pasa a la sala de crianza, donde estará tanto en barricas como el fudres de origen francés de unos 3.0000 litros, donde realizará la maloláctica y la crianza. Para acabar, los vinos se acaban de afinar como mínimo durante medio año en botella. Una gran parte de éstas viajarán para su exportación a Europa dejando tan sólo un 20% aproximadamente para el consumo interior.
Finalizamos el recorrido con la cata de Ermita del Conde 2011, monovarietal de Tempranillo. Ha pasado por barrica durante 12 meses y pese a sus 6 años de vida, la primera sensación que obtenemos es de gran frutosidad, tanto en nariz como sobre todo en boca, aunque a medida que movemos copa y vamos catando, se van despertando matices aportados por la madera y aparece alguna especie y algún tostado, de forma muy integrada y equilibrada.
Agradecemos a Alberto su tiempo, la explicación, el recorrido, la cata... Nos volvemos encantados y con un Albillo Real bajo el brazo para disfrutarlo en Barcelona.
Visita y vinos recomendables, habrá que repetir. Salud!
(Viernes, 10 de Febrero de 2017)
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